Un poco de historia sobre este elemento decorativo tan original:
Los atrapasueños se originaron en la nación nativa norteamericana de Ojibwa. Tradicionalmente, los Ojibwa construían los atrapasueños atando hebras vegetales teñidas de rojo en el interior de una argolla circular o con forma de lágrima de madera, resultando una red similar a una telaraña. El atrapasueños, colgado sobre la cabecera de la cama, se usaba como hechizo para proteger a los niños de las pesadillas y de las visiones malignas. Los Ojibwa creían que un atrapasueños filtraba los sueños de las personas, de manera que los buenos sueños pasaban por el centro hacia la persona que duerme mientras que los malos eran capturados por la malla y se desvanecían con el primer rayo de luz del amanecer.
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